El viernes 29 de junio una amiga y yo nos fuimos al concierto
de Joaquín Sabina y Serrat.
Fue fantástico porque surgió la idea de repente cuando un día
mis compañeros que venían en la ruta hacia el centro vieron anunciado que la
gira de Sabina y Serrat desembarcaba en Zaragoza. En ese instante en el que me informaron, a
mis neuronas les dió un subidón de adrenalina y rápidamente les propuse la idea
de ir al concierto.
En un principio nos íbamos
a ir 3 colegas, pero uno de ellos se rajo porque no le motivaba el concierto así
que decidimos montar la guerra por nuestra cuenta. Empezamos a ponernos las
pilas para buscar voluntarios que quisieran venir con nosotros, intentamos
buscar el plan “A” que era ir con personas del centro, pero por h o por b el primer plan se fue al garete.
Así que había que hacer un esfuerzo extra mas por conseguir nuestro objetivo, que
era poner en acción el plan “B” que había
guardado en la recamara, la inestimable ayuda de nuestros parientes y algunas amistades,
bravo esta vez si así que esperamos a que llegara el día con ilusión y un
ligero nerviosismo pero por fin llego el momento. Ese día quede en casa de mi
amiga haciendo tiempo hasta la hora del concierto entre tapa y tapa y algunas
risas.
Por fin dieron las 22:00 y comenzó el espectáculo en el
pabellón Príncipe Felipe que estaba hasta la bandera, 8.000 gargantas entonando
las canciones del nuevo disco alternándolas con las de trabajos anteriores
consiguiendo poner el pabellón boca abajo y meterse a los fans en el bolsillo.
Pasamos 3 horas inolvidables que quedarán grabadas en nuestra memoria para
siempre porque es increíble cómo dos magos de la música y la canción con
estilos tan diferentes se fusionaran tan bien ante 8.000 enfervorizados fans,
tanto de uno como de otro, que hicieron las delicias de todos los que estábamos
allí presentes. Cada uno era dueño de fijarse en el artista que más le gustase
sin dejar indiferente a nadie siendo un espectáculo muy dinámico y divertido,
arrancando de vez en cuando alguna carcajada para cambiar de aires y hubiese
variedad y el evento gustara a todos los seguidores o no allí congregados haciendo
una magnifica velada.
No me gustaría acabar este artículo sin recomendar a todos
los ídolos de estos cracks que se
acerquen a verles si tienen oportunidad porque merece la pena.
Tampoco quiero despedirme sin dar las gracias a las cinco
personas que nos acompañaron.
José
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